lunes, 23 de marzo de 2009

De como el General Susvín conoció a Susana y fue repudiado por su amigo Juan Carlos

Todas las historias tienen un comienzo, por qué ésta habría de ser distinta de las demás?
La forma en que nos conocimos con Susana, mi discípula y amiga especial, no deja de ser una anécdota graciosa y hasta aleccionadora, en algun sentido.
Esa noche, mi amigo Juan Carlos había venido a visitarme despues de unos meses sin vernos. Estábamos decidiendo qué comer, cuando una amiga suya, Susana, (a quien yo no conocía) lo llama al celular a Juan Carlos para arreglar la devolución de un CD o algo por el estilo.
Como Susana se encontraba cerca de mi casa en ese momento, Juan le sugirió que se acerque hasta allí, y que de paso podríamos cenar los tres. En cuanto Juan colgó le hice las preguntas de rigor:

GS: ¿Te la estás cogiendo?
JC: No
GS: Pero, te la querés coger?
JC: No
GS: ¿Por qué, es fea?
JC: Es una vieja amiga, tuvimos alguna historia hace unos años, pero ya es
cosa del pasado. Y no es para nada fea. Si querés avanzar, tenes el campo
libre.
La voy a hacer corta. La amiga Susana resultó una mina super divertida, comimos pizza, tomamos cerveza y la pasamos bárbaro. Pero no había contado con la poca tolerancia de mi amigo al alcohol y al faso. Despues de un par de vasos de cerveza y unas pitadas a mi pipa de agua, tuve que acostarlo en mi cama para que duerma el pedo un rato. Nos quedamos con Susana, riendonos de nuestro amigo, mientras esperábamos que el pelotudo se despeje.
Ante el comentario de que estaba algo contracturada yo me ofrecí a darle unos masajes, aprovechando mis conocimientos de digitopuntura.
Con el nivel de cerveza y maría consumidas, no hizo falta insistir demasiado. Le di un toallón de baño para que se saque la ropa y se envuelva. Al principio Susana me miró con desconfianza, pero a quién se le ocurriría recibir un masaje vestido? Mi cama estaba ocupada con el pelotudo de Juancito, así que usamos una cama de la habitación de mis hijos, al lado de mi dormitorio. Como no podría haber sido de otra forma, al rato estábamos garchando como perros, sin preocuparnos por cerrar la puerta, ya que en la otra habitación roncaba Juan Carlos, vencido por el alcohol y la droga. Pero Susana es una mujer de esas que gimen y gritan cuando se están acercando al orgasmo, con el agravante de ser multiorgásmica.
Tanto gritó que terminó despertando a nuestro amigo, que en vez de alegrarse por ver a sus dos amigos culeando, se enojó y empezó a los gritos el muy infeliz. Cual perro del hortelano, no nos permitió concluir nuestro primer encuentro en paz. En fin, así anda el mundo con tanta gente egoista que no coge ni deja coger en paz...
Con una mano en el corazón, amigo lector: ¿Usted que hubiera hecho en una situación como ésta? Enojarse y romper las pelotas como hizo él, o, por el contrario, ayudar a los amigos e improvisar un buen ménage à trois?
Si escogió la segunda opción, esta leyendo el blog apropiado. Desde este modesto lugar organizaremos el Frente de Liberación Sexual que conduzca nuestro sufrido pueblo a la victoria final sobre la ignorancia y la frigidez. Nos vemos pronto.
Hasta la Victoria Siempre

No hay comentarios:

Publicar un comentario